"La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que si se conocen pero que no se masacran." (Paul Valéry)

Buscamos manos donde asirnos. A veces, estan muy cerca.

A tu paso, se encienden. Coloreando el camino.

Andamos solos, a pesar

A penas un halo de luz. Casi un silencio.

Tómala sin miedo. Casi sin piedad.

Está escondida y es para ti.

En algún lugar quedó la nariz oronda. Nos queda el disfraz.

Con su risa le quita el enojo a la vida.

En algún lugar habita mi mundo.

Se desliza, suave, sobre un lecho de penumbra; y, sin rozarse apenas,
se siente perdida tras su último baile.

Grises y opacas sensaciones.

El tacto frío de las ausencias
y de las presencias que nunca han sido.

Remuevo palabras. De madrugada. En silencio.

En el silencio de la noche todo me resulta más apacible…

Espiral de círculos. Simetría de soledades.

Un paso tras otro. Sin que se note, pero notándolo.

Te extraño. Y en cada doloroso pálpito de no tenerte, lloro que no hay lugar donde pueda dejar de llorarte.

Hay veces en las que sólo tu sabes mirar.

Sopla las luces de medianoche que brillan al mediodia.

Soñaste un sueño. Pero estabas dormida.

Olvida que no fuiste...

Apenas hay espacio pero quieres esconderte, desnuda como estás en un lugar de ninguna parte.

Cargo de arena mi verano. Quizás en algún lugar me haga falta.

Retorcida entre sábanas blancas sueñas que existes en alguna parte.

Ajena a cualquier lugar, apenas un estrecho paso entre dos negros abismos me obliga.

Y todo parece tan lejos...

En algún lugar, quizás alguien busque el libro olvidado que soy.

Vuelvo de ningún lugar.

Hace calor. Pero tienes frío.

Cuando llueve, cualquier lugar es de ninguna parte.

Huir serpenteando.

A veces, mi tristeza se me olvida.

Detrás del cristal una vida ajena traza recodos de impotencia.

Sin rumbo. Sin aliento. Sin pausa.

Pero pausadamente.

Siempre que quieras puedes verla. Es escurridiza, pequeña y discreta. ¿Tienes un segundo? Ella te espera.

En tu recuerdo, y en el mío, hay un silencio.

Te perdí por el camino. Y ahora, sabiéndome de ninguna parte, busco un lugar ignorando si me queda tiempo.

Te lloro, todavía, en cada recuerdo.

A veces sueñas un sueño.

Y de tanto soñar te quedas dormida.

En la estación del olvido, ignorada y ausente, una luz intermitente me rescata del presente.

La tormenta cubre mi cuerpo de lluvia. Me acaricia suavemente. Siento el fugaz suspiro de su silencio.

Soy sombra de olvido.

Puedo asomarme. Y sentirme lejana.

Dueña del paisaje vislumbro, apenas, el secreto límite de una vida prestada.

Dentro de una cáscara de cristal, nada altera mi silencio. Mis miedos, mis dudas, mi amnesia temporal. Mi aburrimiento. Mi jornada insulsa, absurda. Pasar el tiempo. Agotar tiempo que me pertenece a cambio de unas míseras monedas.

No tengo lugar. Estoy perdida.

Un día cualquiera me pondré a andar para irme de ninguna parte.

Está allí, esperándome y sabiéndome, mientras yo me escondo por miedo a encontrarme.

He fumado bajo la luna en una noche de eclipse...

En algún lugar, que todavía no he inventado, olvidaré lo que no he sido.